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El robo es Visión, de Bob Nickas
El robo es Visión, de Bob Nickas
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¿Qué es una época?
El recuerdo de una noche en la que, borracho y ya pasado después de un show de Y Pants, alguien se dice a sí mismo:
"Son las dos de la mañana y ahora estoy de humor para ir a ver algo de arte". Una obra que aparece y genera un quiebre en el imaginario. Una moda para los coleccionistas. Ser plomo de una banda. Un magnicidio o un acto de terrorismo contra la población civil retomados una y otra vez, durante décadas, por producciones artísticas posteriores. La afirmación: "Si querés saberlo todo sobre Andy Warhol solo mirá la superficie".
Los ensayos y entrevistas del curador neoyorkino Bob Nickas reunidos en El robo es visión muestran una relación ácida y efervescente con cierta producción artística de los últimos decenios en un país, los Estados Unidos, que actúa sobre las obras como horizonte y como amenaza. Organizados como una novela en la que cada capítulo corresponde a una década, los textos de Nickas definen un territorio híbrido en el que artistas, curadores y músicos construyen recorridos impuros, permeados por intenciones fallidas y experiencias en común.
El mapa de Nickas es el de alguien que mira el mundo del arte y la música directamente a los ojos, sin pestañear: The Fall, Johnny Vomit and the Dry Heaves, Leigh Bowery, Stephen Shore, Wolfgang Tillmans, Lily van der Stokker, Jeff Wall, Art Chantry, McDermott & McGough, John Armleder, Kelley Walker, Philip Taaffe, Walter Pfeiffer, Cady Noland, Jamie Reid y Steven Parrino son algunos de los "accidentes" del terreno propuesto. El apropiacionismo, el punk, el pop y la violencia fundante de la cultura estadounidense son los ríos que unen.
En una época en la que, como afirma Ballard, "todo el mundo está escribiendo réquiems", estos textos son una afirmación, el documento de alguien que estuvo ahí, con los artistas, y la prueba de que las malas influencias son las mejores.
El recuerdo de una noche en la que, borracho y ya pasado después de un show de Y Pants, alguien se dice a sí mismo:
"Son las dos de la mañana y ahora estoy de humor para ir a ver algo de arte". Una obra que aparece y genera un quiebre en el imaginario. Una moda para los coleccionistas. Ser plomo de una banda. Un magnicidio o un acto de terrorismo contra la población civil retomados una y otra vez, durante décadas, por producciones artísticas posteriores. La afirmación: "Si querés saberlo todo sobre Andy Warhol solo mirá la superficie".
Los ensayos y entrevistas del curador neoyorkino Bob Nickas reunidos en El robo es visión muestran una relación ácida y efervescente con cierta producción artística de los últimos decenios en un país, los Estados Unidos, que actúa sobre las obras como horizonte y como amenaza. Organizados como una novela en la que cada capítulo corresponde a una década, los textos de Nickas definen un territorio híbrido en el que artistas, curadores y músicos construyen recorridos impuros, permeados por intenciones fallidas y experiencias en común.
El mapa de Nickas es el de alguien que mira el mundo del arte y la música directamente a los ojos, sin pestañear: The Fall, Johnny Vomit and the Dry Heaves, Leigh Bowery, Stephen Shore, Wolfgang Tillmans, Lily van der Stokker, Jeff Wall, Art Chantry, McDermott & McGough, John Armleder, Kelley Walker, Philip Taaffe, Walter Pfeiffer, Cady Noland, Jamie Reid y Steven Parrino son algunos de los "accidentes" del terreno propuesto. El apropiacionismo, el punk, el pop y la violencia fundante de la cultura estadounidense son los ríos que unen.
En una época en la que, como afirma Ballard, "todo el mundo está escribiendo réquiems", estos textos son una afirmación, el documento de alguien que estuvo ahí, con los artistas, y la prueba de que las malas influencias son las mejores.